La venta de Rhode por mil millones de dólares no solo habla del éxito de sus fórmulas, sino del poder de una visión clara. Hailey Bieber no solo fue rostro: fue cofundadora, directora creativa, curadora de atmósfera. Su lip balm no fue el primero, pero se convirtió en símbolo de una estética, al igual que su Glazing Milk o sus blushes virales.

E.l.f. obtiene con esta compra mucho más que productos: accede a una comunidad leal, una marca con narrativa y un pase directo al corazón de la generación Z. Para quienes seguimos tendencias desde América Latina, este caso confirma que el contenido con sensibilidad estética —y coherencia editorial— sigue siendo la herramienta más poderosa para construir imperios.

¿Por qué importa para nuestra audiencia?

Porque marca un precedente en la industria: hoy, quienes entienden de moda, redes y branding emocional pueden construir marcas globales sin depender de desfiles ni grandes conglomerados. Rhode no nació en una pasarela, sino en una rutina de cuidado frente al espejo. Y eso, en 2025, puede valer mil millones de dólares.