El vestuario en una producción escénica no es meramente decorativo....
Leer másCoachella ya no es solo un festival de música: es una estrategia de marca. Lo que ocurre en el desierto de Indio, California, durante dos fines de semana de abril trasciende los escenarios. La moda, el arte, las redes sociales y las grandes marcas confluyen para generar un efecto que se traduce en millones de dólares, interacciones globales y tendencias instantáneas.
Desde su primera edición en 1999, Coachella ha evolucionado hasta convertirse en un evento donde la imagen importa tanto como el sonido. Las marcas de moda han identificado en el festival una oportunidad única: un entorno visualmente atractivo, con miles de influencers generando contenido orgánico.
El punto de inflexión llegó en 2018, cuando Beyoncé subió al escenario con diseños de Balmain creados exclusivamente para su presentación. El impacto fue tal que la colaboración fue posteriormente lanzada al público como una colección limitada, agotándose en cuestión de días.
Según Launchmetrics, el festival generó en 2023 más de $247 millones de Media Impact Value™ solo en el sector moda, superando ampliamente la visibilidad de muchas semanas de la moda tradicionales.
Coachella representa también un modelo de negocio indirecto. Los asistentes gastan en promedio entre $1.200 y $2.000 dólares durante el fin de semana, según datos de Statista. Esta cifra incluye entradas, alojamiento, transporte, y por supuesto, vestuario y accesorios adquiridos específicamente para el evento.
Para marcas como Revolve, H&M y Dior, Coachella se ha transformado en una plataforma para experimentos de colección cápsula, lanzamientos virales y activaciones inmersivas. El «festival look» se ha convertido en una categoría comercial propia dentro del retail y el e-commerce.
Un estudio del Fashion Institute of Technology revela que el 72% de los consumidores entre 18 y 34 años considera que la moda en festivales tiene influencia directa en sus decisiones de compra.
Coachella no es un festival de música con algo de moda. Es una experiencia cultural donde la moda encuentra un nuevo escenario: más libre, más directo, más rentable. Para las marcas, es una oportunidad de construir storytelling en tiempo real, de conectar con una audiencia global y de convertir trajes en tendencias. En el desierto, el estilo se amplifica, y con él, el negocio.
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