En el mundo de la moda, no basta con una gran colección: el cómo se presenta puede consagrarla o condenarla al olvido. Pocas personas han comprendido esa premisa con tanta claridad como Alexandre de Betak, el visionario detrás de Bureau Betak, responsable de algunos de los desfiles más emblemáticos de las últimas tres décadas. Desde Dior hasta Jacquemus, pasando por Saint Laurent y Rodarte, Betak ha elevado el rol de la escenografía a una disciplina artística por derecho propio, combinando tecnología, coreografía, música y luz para construir universos inmersivos.

Este enfoque escénico demuestra que el éxito de un desfile no depende solo de la ropa, sino de su capacidad de emocionar, impactar y conectar con la audiencia —tanto presencial como digital—. En la era de Instagram, donde cada imagen puede convertirse en viral en segundos, el diseño del entorno cobra una relevancia estratégica: un buen escenario puede multiplicar el alcance y el valor simbólico de una marca.